Respecto de los dos primeros puntos
se pudo concluir que la presencia
de esta particular iglesia se debe, en
primer término, a la existencia de
la comunidad británica asentada en
Valparaíso.
Los ingleses comenzaron a llegar al
puerto después de la declaración de
la independencia de Chile, atraídos
por la apertura de las rutas comerciales del Pacífico a partir de la caída
del monopolio español. También el
nuevo gobierno fomentó su llegada
generando rebajas arancelarias para
los extranjeros que se avecindaran
en el país. Es así como para 1858
existía ya en Valparaíso una consolidada colonia británica que ocupaba,
además, los principales puestos de la
vida económica y social del puerto.
Desde esta perspectiva no resulta
extraño que esta influyente comunidad decidiera la construcción de un
templo para la realización del culto
anglicano.
La iglesia fue diseñada y construida
bajo la supervisión del ingeniero
inglés William Lloyd. Lloyd tenía
experiencia en la construcción de
líneas férreas y fue traído a Chile
precisamente para hacerse cargo de
la construcción del trazado que uniría
Santiago con Valparaíso. Según su
propio testimonio fue él mismo quien
se ofreció para hacerse cargo del
diseño y construcción de la iglesia.
Dentro de esta investigación fue
posible encontrar tanto las memorias
de William Lloyd como una lámina
de planos de la iglesia, firmada por
él mismo. Sin embargo en ninguno
de estos documentos el ingeniero da
cuenta de la utilización de la técnica
del laminado para la fabricación de
las cerchas de la iglesia (fig. 04).
“Mientras tanto, la comunidad
británica estaba deseosa de construir
una iglesia en Valparaíso, y yo le
ofrecí mis servicios, y fui designado
como arquitecto honorario. Esta fue
erigida a partir de mis diseños y bajo
mi supervisión. Fue en el estilo Inglés
Antiguo, con un elevado hammerbeam en el techo, y fue el único
ejemplo de un techo sin tie-beam en
el país.”.
“A railway pioneer” William Lloyd.
En el único párrafo de sus memorias
que dedica a la iglesia, el ingeniero
inglés hace referencia a su Early English style (inglés antiguo) y a la presencia de dos elementos constructivos
característicos (el hammer-beam y el
tie-beam).
El Early English style es conocido
también como Primer Gótico inglés.
El estilo gótico en Inglaterra adoptó
las principales características arquitectónicas del gótico nacido en
Francia, sin embargo adquirió una
personalidad especial y única en la
fabricación de las techumbres: La
utilización de madera para elaborar
complejas estructuras que fueron
dejadas a la vista fue un símbolo de la
propia identidad isleña, desarrollada
a partir de su avanzado conocimiento
de la arquitectura naval (fig. 08).
Lo anterior explica la presencia de las
cerchas de madera dejadas a la vista
en la iglesia St. Paul’s de Valparaíso.
El estilo gótico permaneció más
tiempo en Inglaterra que en Francia y
el resto de los países europeos debido
a que la separada iglesia anglicana
lo adoptó como estilo oficial. Para la
segunda mitad del siglo XIX el estilo
gótico revivió en toda Europa de la
mano del Romanticismo.
Por otro lado se pudo constatar también que los ingenieros de ferrocarriles de la época poseían competencia
no sólo en el diseño y construcción
de los trazados, sino también en el de
los puentes, estaciones y en todas las
obras que involucraran la puesta en
servicio de la vía férrea. Esto explica
la naturalidad con la que Lloyd se
ofreció para diseñar y construir la
iglesia en Valparaíso.
Respecto del origen y desarrollo de
la técnica del laminado en madera,
preliminarmente fue posible documentar la existencia de dos patentes
alemanas de 1901 y 1906. En ellas
el ingeniero Otto Hetzer expone un
sistema para unir láminas de madera
mediante un adhesivo, permitiendo
crear elementos estructurales rectos
de luces mayores (1901) y curvos
(1906). Muchos textos señalan el
origen de la técnica del laminado en
las patentes de Hetzer, sin embargo,
tal como se constata en la iglesia de
Valparaíso, es posible encontrar casos
aislados de construcciones con la técnica del laminado en Francia, Inglaterra y México en el siglo XIX.
La dispersión de países en los que
fue posible documentar la presencia
de edificios con madera laminada
antes de Hetzer, sin un hilo común
y en casos tan aislados como México
y Chile, llevó al arquitecto Lorca a
profundizar en este punto de la investigación. Esto le permitió encontrar
numerosos textos que describían
la aplicación de madera laminada
para la fabricación de puentes desde
1765. Ese año en Suiza los hermanos
Grubenmann diseñan y construyen el
primer puente con madera laminada
(fig. 09). Su experiencia fue divulgada
en toda Europa y se encontró que
para principios del siglo XIX (100
años antes de la patente de Hetzer)
había experiencias de construcción
de puentes con madera laminada en
Alemania, Francia, Inglaterra, EEUU
y Rusia (fig. 10, 11, 12).
La rápida expansión del conocimiento
y experiencia en la aplicación de la
técnica del laminado (fig. 13) se debe
a lo común que eran en esa época
los viajes de estudio o de trabajo que
realizaban los ingenieros europeos, y
a que era también común que dichos
ingenieros publicaran sus estudios
y experiencias en tratados, autobiografías o publicaciones técnicas. Es
posible deducir, entonces, que para
1830 la utilización de la madera laminada para la fabricación de puentes
era una técnica más de las aplicadas
para este fin y, por tanto, conocida y
manejada por cualquier ingeniero de
cierto rango. A partir de lo anterior es
posible explicar la dispersión de casos
por Europa y América, y la existencia
de exponentes tan extraños como los
de México y Chile. La presencia de
ingenieros europeos a cargo de la fabricación de ferrocarriles en América
puede explicarlos.
El traspaso de la técnica aplicada en
puentes a la estructura de techumbres de edificios parece, entonces, un
paso casi lógico. Fue Armand Rose
Emy, un militar francés, quien dio
este paso, construyendo en 1828 dos
naves con la aplicación de la técnica
del laminado.
La historia de los puentes de madera
laminada tuvo un fin: La arremetida
del hierro como material más resistente y perdurable, y la aparición de
nuevos sistemas constructivos en
madera, dejaron atrás la utilización
del laminado. Prácticamente todos
los puentes de madera laminada
sucumbieron al paso del tiempo o
fueron reemplazados por puentes de
hierro.